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Omega 3, esencial para el desarrollo

Omega 3, esencial para el desarrollo

Publicado: 15 junio, 2015 - Actualizado: 23 septiembre, 2020 | 4'

¿Qué es el Omega 3?

El Omega 3 surgió con fuerza cuando investigadores daneses en 1970 demostraron que el bajo índice de mortalidad por infartos al corazón en los esquimales de Groenlandia se debía a que su alimentación se basa, casi exclusivamente, en productos marinos. Dentro de los Omega 3, el pescado es la fuente más rica en EPA. El DHA está presente en el aceite de pescado y en las algas de color marrón rojizo.

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud y numerosos organismos médico-científicos como las Sociedades de Cardiología Europea y Americana, han establecido recomendaciones para un aporte adecuado de Omega 3 en nuestra dieta, tanto para la prevención como para el tratamiento de enfermedades crónicas, especialmente cardiovasculares. Así se ha demostrado que, en personas sin enfermedad cardiovascular previa, el aporte de Omega 3 reduce el riesgo de padecerla en más de un 18% (Waitzberg, 2014).

Especialmente el crecimiento y el envejecimiento son las dos etapas en las que uno de los indicadores más sensibles es el estado nutricional de Omega-3, ya que su deficiencia compromete gradualmente aspectos físicos, funcionales y cognitivos.

Un aporte adecuado de ácidos grasos esenciales en niños y adultos ayuda a prevenir estados carenciales y enfermedades crónicas.

Omegas en el desarrollo

Krill Antártico, fuente de Omega 3

Una de las principales fuentes marinas de Omega-3 es el Krill, pequeños crustáceos abundantes en el Ártico y en el Antártico. El aceite de Krill se extrae de la mayor de las especies de Krill antártico, Euphausia superba.

Los Omega 3 del aceite de Krill se presentan principalmente en forma soluble en agua (fosfolípidos), los cuales tienen una mayor asimilación en tejidos como el cerebro, el hígado y los riñones, en comparación con los Omega-3 presentes en el aceite de pescado por sí solos. Además, el aceite de Krill posee colina, vitaminas (A y E) y astaxantina, que presenta propiedades antioxidantes. La ingesta de Krill se asocia también con varios beneficios en la función hepática, así como con la mejora de los procesos relacionados con la memoria.

El Omega 3 durante embarazo, lactancia e infancia

Los ácidos grasos poliinsaturados, como los Omega 3 y Omega 6, desempeñan funciones muy importantes en la gestación, lactancia y la infancia. Durante estos periodos se incrementan las necesidades de estos ácidos grasos, puesto que son fases de crecimiento y desarrollo del tejido celular. En consecuencia, las necesidades de ácidos grasos esenciales de la mujer embarazada y el feto, así como de los niños lactantes, son muy elevadas.

Innumerables estudios demuestran el efecto positivo que la alimentación con fórmulas suplementadas con Omega 3 tiene sobre el desarrollo mental. Los niños prematuros alimentados con una fórmula que contenía Omega 3 presentaron un mejor índice de desarrollo de Bayley, relacionado con la capacidad del lenguaje (DHA Effects in Brain Development and Function. Lotte Lauritzen. Nutrients 2016).

El Omega 3 ha demostrado ser esencial para el desarrollo y crecimiento de los niños y niñas. Ya en el feto y el recién nacido estos nutrientes son fundamentales para el sistema nervioso, ya que se concentran (en especial DHA) en las membranas de las células retinales y neuronales, siendo cruciales para la neurotransmisión y la neurogénesis.

Durante el embarazo y la lactancia los requerimientos de Omega 3 dependen prácticamente de la madre. Los estudios han demostrado que el feto acumula alrededor de 65 mg de Omega 3 por día durante el último trimestre y durante la lactancia, una madre suministra a su bebé unos 80 mg de Omega 3 por litro de leche producida. Por lo tanto, los recién nacidos exceden la ingesta de la mayoría de las mujeres embarazadas y lactantes y ponen de relieve una posible escasez tanto para la madre como para el bebé. Todo ello demuestra la importancia de mejorar el estado maternal de Omega-3 durante el embarazo, la lactancia y la infancia (Carughi, 2010).

El Omega 3 y Omega 6 en el desarrollo de los niños

¿Qué funciones desempeñan los ácidos grasos Omega 3 y 6 en el desarrollo de los niños?

Como publica la Comisión Europea en el diario oficial de la UE sobre los valores permitidos de ingesta de nutrientes, los ácidos grasos Omega 6 y Omega 3 son necesarios para el normal desarrollo y crecimiento de los niños (art.14.1.b, Declaraciones saludables autorizadas relativas al desarrollo y salud de los niños, resumen de la AESAN, mayo de 2010). Así, los efectos beneficiosos se obtienen con una ingesta diaria de un 1% del total de la energía en el caso del ácido linoleico (Omega-6) y del 2% del total de la energía en el caso del ácido alfa linolénico (Omega-3).

Omega 3 y Omega 6, fundamentales en la dieta infantil

Los ácidos grasos esenciales Omega 6 y Omega 3 son fundamentales en la dieta infantil porque:

  • Favorecen el crecimiento y desarrollo normal de los niños.
  • Intervienen en la formación de la estructura y en la funcionalidad del sistema nervioso y visual de los humanos. Ambos ácidos grasos constituyen más del 30% de la estructura lipídica del cerebro y de los conos y bastoncitos de la retina. Estudios clínicos han demostrado que un déficit de Omega 3 y Omega 6 provoca alteraciones en la funcionalidad de estos tejidos en lactantes y niños que no han recibido un aporte adecuado de Omega-3 y Omega-6.
  • Tienen acción de mejora sobre la piel. Se ha observado que la ingesta de Omega 6 tiene efectos positivos sobre determinadas afecciones de la piel.


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